viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo Dos: El Encuentro.




Narra Zayn.

Llevaba toda la tarde sentado en el escalón de mi casa, fumando algún que otro cigarrillo, mirando la gente pasar.

- ¡No corráis niñas! –escuché gritar a mi madre y seguidamente la puerta se abrió, me levanté para dejar paso a mis dos hermanas pequeñas que salían de casa corriendo.
- ¡Hola Zayn! –me saludaron las dos al pasar por mi lado.
- ¿Dónde vais? –pregunté.
- Al parque de allí.- Waliyha señalaba con el dedo calle abajo.- Mamá nos ha dado permiso.
- Está bien. Cuida de Safaa.-ella asintió con la cabeza a modo de respuesta y volvieron a salir corriendo, haciendo que una chica que pasaba por allí se tambaleara y de no haber sido porque llegué rápido a su lado y la sujeté por detrás, hubiera caído al suelo.
- Uf, gracias, has salvado a mi trasero de dar en el suelo por segunda vez en el día.-dijo riendo.
- De nada.-contesté dejando de agarrarla.
- Te debo una.-dijo mirándome.
- No-no es nada.-me quedé impresionado por sus ojos. ¿Cómo podían ser tan azules?
- Tengo que irme.-dijo y tras andar unos pasos, la vi meterse en la casa de al lado.

Volví a mi casa, entré en vez de quedarme fuera y subí a mi habitación. Puse música mientras terminaba de colocar algunas cosas que faltaban. Me tumbé en la cama después y cerré los ojos. No sabía por qué extraña razón no podía quitarme de la cabeza ese par de ojos azules que había visto minutos antes.


Narra Taylor.

- Podíamos ir al cine mañana, ¿no? –dije mientras andábamos por la calle los cinco. Rebecca, Gia y yo por delante, y Destiny y Niall detrás.
- Me parece buena idea.-me apoyó Gia.
- Por mí vale, ¿cuál podemos ver? –dijo Des.
- ¡Una de miedo! –gritó en seguida Niall.
- No, me niego a ver una de miedo.-dijo Becca.
- Miedica.-le dijo Nialler.
- Yo voto por una comedia.-sugerí.
- Eso, ¡risas y más risas! –dijo Des.
- Yo también voto por la comedia.-dijo Gia.
- Y yo.-Rebecca.
- Ag, vais todas contra mí.-dijo Niall cruzándose de brazos.- Pero está bien, todo sea por mis chicas.-y todas nos paramos para abrazarle.- Eh, eh, parad, me estáis agobiando.
- ¿Cuándo te verás en otra así, eh? Rodeado de chicas guapas.-dijo Gia dándole un codazo y todas reímos.
- Sois vosotras las suertudas, os tienen envidia por estar conmigo.-dijo Niall.
- Oh no, por favor, dile a tu ego que se vaya.-dije yo haciendo gestos con las manos y volvimos a reír.

Seguimos andando hasta que los caminos se dividían.

- Mañana nos vemos entonces.-dijo Becca, despidiéndose de los demás.
- Hoy no os acompaño, me voy con Des.-dijo Gia.
- Vale, vale, nos abandonas.-dije yo haciendo que me enfadaba.
- Anda tonta, si sabes que te quiero.-me abrazó y reí.
- Hasta mañana y encantada, Des.-dije.
- Igualmente.
- Adiós chicas.-se despidió Niall y Becca y yo andamos hasta nuestra casa mientras los otros tres caminaban en dirección contraria.


Narra Niall.

Salimos del Starbucks y me quedé un poco retrasado con Des, hacía mucho que no nos veíamos y tenía ganas de hablar con ella. Pasé un brazo por sus hombros y ella sonrió.

- Ay Nialler, ¡cuánto te echaba de menos! –dijo.
- Y yo a ti, Des.-dije.- Por cierto, he oído por ahí que has ligado este año en Londres.
- Juro que algún día la mato.-dijo señalando con un movimiento de cabeza a Gianna. Reí.- A saber qué te habrá contado.
- Pues eso, que habías ligado. Pero yo prefiero oír tu versión.
- Es una tontería. Se llama Mark, tiene 20 años, era vecino de mi padre, por eso le conocí.
- Ah, o sea que encima mayor, independizado.-dije.- Buena elección, Des.
- No seas idiota, qué elección ni        que nada, no ha pasado nada entre nosotros, simplemente salíamos por ahí los fines de semana.-contestó.
- ¿Ni siquiera un besito? –pregunté divertido, poniendo morritos. Ella rió negando con la cabeza.
- Eso no te lo voy a contar, duendecillo.
- O sea, que si ha habido beso.
- Te quedarás con la duda.-me sacó la lengua.- ¿Y tú qué?
- ¿Qué de qué? –pregunté.
- Que si ya te has decidido a decirla algo.-dijo algo más bajito.
- Aún no.-
- ¿Y a qué esperas? ¿Voy a tener que organizarte yo la cita?
- Ni se te ocurra, Des.
- No lo haré, pero, échale narices y díselo de una vez. Llevas coladito por ella desde hace mucho.
- ¿Y si ella no siente lo mismo? –Ése era el mayor miedo que tenía, por eso no había dicho nada todavía.
- ¿Y si ella no siente lo mismo? –repitió haciéndome burla.- Si no preguntas, no obtienes respuesta, Nialler.
- Podíamos ir al cine mañana, ¿no? –dijo Taylor, interrumpiendo nuestra conversación.

Y empezamos una discusión sobre qué película veríamos, seguida de un abrazo y unas cuantas chorradas más. Después, nos despedimos de Becca y Tay y nosotros tres seguimos andando.

- Ahora seré yo la que te acompañe siempre.-dijo Des riendo cuando llegamos a la puerta de mi casa.
- Cierto, como te has mudado.-dije. Antes vivía un par de calles antes que yo, ahora su casa estaba unas cuatro calles después.
- Mañana nos vemos.-dijo Gia y nos despedimos.


Narra Jessica.

- Uf, gracias, has salvado a mi trasero de dar en el suelo por segunda vez en el día.-dije sin poder evitar soltar una pequeña risa.
- De nada.-contestó una voz masculina quitando las manos de mi cintura, por donde me había agarrado.
- Te debo una.-dije mirándole. Me encontré con un chico de piel algo morena, con ojos oscuros con unas pestañas impresionantes y el pelo negro, con un pequeño tupé.
- No-no es nada.-dijo él. Parecía algo serio.
- Tengo que irme.-dije rápidamente. Y sin decir nada más, anduve hasta mi casa.- Ya estoy aquí, mamá.-grité.
- Estoy arriba.-contestó mi madre y subí en seguida las escaleras para buscarla. Estaba en mi habitación, dejando algunas cosas sobre el escritorio.- ¿Dónde estabas?
- Salí a dar una vuelta, necesitaba tomar un poco el aire.-respondí sentándome en la cama.
- ¿Qué te ha parecido la ciudad? –me encogí de hombros.
- No está mal. No es Liverpool pero creo que podré acostumbrarme.-
- Ya verás como sí. Además, en una semana empezarás las clases, seguro que haces amigos en seguida.
- Parece mentira que no me conozcas mamá. Sabes lo tímida que soy.-mi madre me miró y sonrió.-
- Gracias cielo.-me dijo tras unos minutos en silencio y la abracé.
- No se dan mamá, ya verás como todo va a ir bien.-

Mi padre nos había abandonado a principios de este verano y yo había tenido la idea de mudarnos de ciudad. Así no tendríamos la posibilidad de cruzarnos con él por la calle y cambiar de aires nos vendría bien. Podríamos empezar de nuevo. Una nueva vida. Sin él.


Narra Louis.

Seguíamos mirando por la ventana. ¿De verdad era ella? No la recordaba así. La última vez que la vi fue en el instituto, cuando terminó el curso y después supe que se había mudado a Londres. A mi cabeza venía su imagen de niña inocente, con su pelo rubio a la altura de sus hombros que muchas veces llevaba recogido en una coleta y siempre estaba sonriendo, menos aquel día. Sí, el día de la apuesta, cuando la besé y la dejé allí plantada después de que Harry saliera de su escondite, fue el único día que la vi triste. Nos conocíamos desde niños, habíamos jugado miles de veces juntos pero todo pasó a simplemente saludarnos cuando entramos al instituto y desde el día de la apuesta, no habíamos vuelto a hablar, algo normal después de lo que yo había hecho, sé que me comporté como un capullo, era un niñato, todo hay que decirlo pero desgraciadamente me di cuenta de ello tarde, cuando ya no tenía remedio.

- ¿Estás seguro de que es ella? –le pregunté de nuevo.
- Que sí, que pesado eres, tío.-dijo.- Pero si tanto interés tienes en saberlo, ¿por qué no bajamos a comprobarlo?
- Es que no sé, parece tan cambiada desde la última vez que la vi.-dije.
- Normal, se fue hace un año, las chicas cambian con rapidez.-dijo haciéndose el interesante.
- ¿Y desde cuándo sabes tú cómo cambian las chicas? –dije riendo.
- Estás hablando con un experto, Tommo.
- Calla anda.
- ¿Vamos? –preguntó.
- Vamos, anda.-salimos de la habitación y bajamos por las escaleras.
- Oye.-empezó a hablar mientras atravesábamos el salón.- ¿Desde cuándo te interesa tanto Destiny? -¿A qué venía esa pregunta?
- ¿Qué? No me interesa, es solo que está cambiada.-dije rápidamente abriendo la puerta de casa. Ahí seguían las dos hablando sentadas en el escalón de la puerta.
- Vale, vale, era solo curiosidad.-dijo y nos acercamos a ellas.

No se percataron de nuestra presencia hasta que Harry habló y nos miraron algo sorprendidas las dos. Pude comprobar que aunque pareciera que había cambiado, había algo que seguía exactamente igual que siempre: sus ojos verdes.


Narra Gianna.

Decidimos quedarnos sentadas en la puerta de su casa, en los escalones. Hacía buen tiempo y nos gustaba charlar mientras disfrutábamos del sol del verano.

- ¿Entonces nada de nada? –pregunté otra vez.
- Te he dicho ya mil veces que no.-rió.- Bueno…
- Bueno, ¿qué? Suéltalo ya o sufrirás las consecuencias.-dije poniendo mi dedo sobre mi cuello, haciendo como si fuera un cuchillo que pasaba por él.
- Está bien, de acuerdo.-dijo.- Hubo un beso.-hizo una pausa, yo la miré esperando a que continuara.- El día de antes de venirme.
- Aw, ¡que envidia me das! Encima un chico maduro, guapo, inteligente. ¡Eres una suertuda! –dije dándola en el brazo.
- Eh, no somos nada, solo fue un beso. Además no sé cuando volveré a verle.
- Pues fácil, cuando vayas a pasar un fin de semana con tu padre.
- ¿Y qué clase de relación podríamos tener viéndonos cada quince días?
- Una como las de las pelis románticas.
- No seas tonta.-reímos.-
- ¿No lo intentarías? –pregunté.
- No lo sé, no creo estar.-
- ¿Qué tal el verano, chicas? –nos interrumpió una voz.

Levantamos la vista para toparnos con ellos dos, de pie, frente a nosotras. Nos levantamos.

- ¿Qué haces aquí, Styles? –pregunté de mala gana. Odiaba su comportamiento.
- Ser educado y saludar a mis amigas.-contestó él. Já, Styles, no me hagas reír. Somos solamente compañeros de clase, y porque no hay más remedio.
- ¿Amigas? ¿Desde cuando somos amigos? –respondí.
- Nos conocemos desde siempre, desde que éramos enanos.


Narra Harry.

Llegamos donde estaban ellas, charlando animadamente, sentadas en el escalón. Hablé para que se dieran cuenta de que estábamos allí.

- ¿Qué tal el verano, chicas? –pregunté divertido. Se levantaron, quedando frente a nosotros.
- ¿Qué haces aquí, Styles? –dijo Gianna. Siempre me llamaba por el apellido. Digamos que no nos llevábamos demasiado bien.
- Ser educado y saludar a mis amigas.-
- ¿Amigas? ¿Desde cuando somos amigos?
- Nos conocemos desde siempre, desde que éramos enanos.- Era cierto, los cuatro nos conocíamos desde que tengo uso de razón pero al entrar al instituto las cosas cambiaron y prácticamente dejamos de hablarnos, excepto para hablarnos de mala gana.- Claro que has cambiado mucho desde entonces.-dije mirándola rápidamente de arriba abajo.- Sobre todo en este verano, estás muy bien, Swan.
- Siento no poder decir lo mismo de ti, Styles.-Ya se había picado. Siempre acabábamos así.
- Serás la única que piensa así al parecer.-sonreí pícaro y ella bufó.- Y podría hacerte cambiar de opinión.
- Antes muerta, Styles.-
- Vamos dentro mejor, Gia, nos han estropeado la tarde.-dijo Des, que hasta entonces se había mantenido callada al igual que Louis.
- Sí, mejor.-se dieron la vuelta, para entrar en la casa.
- ¿Qué tal por Londres, Des?-habló Louis.
- Bien, ¿sabes? Allí no hay niñatos como aquí.-contestó bastante seca.
- ¿Vas a seguir enfadada para toda la vida por lo que pasó? –preguntó él. Ella no contestó y abrió la puerta de su casa.
- Gianna, ya sabes donde encontrarme, si te apetece cambiar de parecer.-conseguí decir antes de que entraran, la guiñé un ojo cuando me miró y ella como respuesta, levanto el dedo corazón en dirección mía.


Narra Destiny.

- ¡No le soporto más! –dijo Gia cuando entramos en casa.- Me saca de quicio.
- Tranquilízate y pasa de él. –dije sentándome en el sofá.
- Estoy deseando terminar el instituto y perderle de vista, en serio.-se sentó a mi lado.- Gianna, ya sabes donde encontrarme.-dijo imitando su voz.- Idiota.-murmuró. Yo reí.- ¿Qué tiene tanta gracia?
- Nada, nada.-dije intentando no reír.- Pero anda, cambiemos de tema, mejor.
- Ibas a decirme algo cuando esos nos interrumpieron. Sobre Mark.
- ¿El qué? No lo recuerdo.
- No te hagas la tonta. Sobre tener una relación con él. Dijiste que no estabas segura, ¿por qué? ¿no te gusta?
- Claro que me gusta. Es solo que.-no acabé la frase, volví a pensar en el encuentro de hace un momento. En él.
- Oh, no. Conozco esa mirada.-dijo.- ¿No me digas que sigues enamorada de Louis?
- ¿Qué? –grité.- No, claro que no.
- ¿Segura? –preguntó mirándome con una ceja levantada.
- Sí, segurísima.- Mentira.
- Recuerda lo que te hizo, se comportó como un capullo.
- Lo sé.-agaché la cabeza.
- ¿Quieres un consejo?
- Claro, dime.-sonreí.
- Yo lo intentaría con Mark, quizás ahora no estés enamorada de él, pero puedes llegar a estarlo con el tiempo.
- Puede que tengas razón.-nos abrazamos.

Nos quedamos un rato más hablando hasta que mi hermana pequeña y mi madre llegaron. Pedí a Gia que se quedara a dormir en casa y después de llamar a sus padres para pedirles permiso, cenamos y subimos a mi habitación a ver una película, a la que se nos unió la pequeña de la casa.


Narra Liam.

Volví a casa después de despedirme de Jessica. Era una chica muy simpática, lo había pasado muy bien con ella aquella tarde y también era muy guapa, por qué no decirlo. En casa mis hermanas seguían enfadadas con mis padres por tener que estar allí, así que la cena transcurrió en absoluto silencio. Cuando terminamos, subí a mi habitación. No me apetecía mucho estar en el salón con los demás soportando las malas caras.

Al día siguiente, bajé a desayunar, encontré a mi madre haciendo tostadas en la cocina, a mi padre leyendo el periódico y a mis hermanas de un humor bastante mejor que el de la noche anterior. Cosa que me sorprendió mucho.

- Buenos días.-dije entrando en la cocina.
- Buenos días.-contestaron todos.
- ¿Y ese cambio de actitud? –las pregunté.
- Volvemos a Wolverhampton.-contestó Ruth.
- ¿Y eso? ¿Te han cambiado en tan poco tiempo el destino en el trabajo? –pregunté a mi padre.
- Volvemos solo nosotras.-dijo Nicola.
- Bueno, tú también puedes volver, si quieres.-dijo mi madre.
- Irán a vivir con los abuelos, no tiene mucho sentido que se queden aquí y estén con caras largas, comprendo que allí tenían su vida.-explicó mi padre.
- Yo me quedo.-dije. No tenía ninguna razón de peso por la que volver, así que prefería quedarme y probar a empezar de nuevo.

Seguimos desayunando y la mañana pasó tranquila colocando todavía las últimas cosas que quedaban y recogiendo de nuevo todo lo de mis hermanas, que volverían en una semana a casa.

Estaba aburrido, así que después de comer, la mandé un mensaje.

“¿Te apetece salir a dar una vuelta? Liam xx”

Al rato, contestó, afirmativamente.

“Te espero en media hora en el lugar del choque”

Envíe como respuesta y subí a vestirme para llegar a tiempo al lugar acordado.


Narra Rebecca.

Nos despedimos de los tres y Tay y yo andamos hasta su casa, que estaba antes que la mía. Me despedí también de ella y quedé  en pasarla a buscar e ir juntas hasta el centro comercial. Así por lo menos no sería yo sola la que llegara la última.

Cuando llegué a casa, mi padre y mi hermano mayor estaban discutiendo. ¿Para qué variar? Pensé. Los saludé y me puse a ayudar a mi madre a preparar la cena. Después subí a mi habitación y encendí el ordenador. Estuve un rato mirando cosas por internet hasta que me quedé dormida.

Al día siguiente, en cuanto terminé de comer, subí a arreglarme. Esta vez intentaría no llegar tarde, y no hacer llegar tarde también a Taylor. Me llevó menos tiempo de lo habitual elegir la ropa y después de coger lo esencial, salí en dirección a casa de Tay.

- Vaya, creo que hoy no seremos las últimas.-dijo sorprendida de verme cinco minutos antes de la hora acordada en su casa.
- Me he propuesto hacerme puntual.-comenté y ella rió.
- Eso está muy bien. Dame dos minutos y nos vamos.-
- De acuerdo.

Al ratito bajó ya lista y nos fuimos. Andamos unos quince minutos hasta llegar al centro comercial. Nos acercamos donde estaban ya los demás. Saqué el móvil para mirar la hora. Tres minutos antes de la hora a la que habíamos quedado.

- ¿Vosotros que pasa, que llegáis siempre media hora antes? –dije haciéndolos reír.
- Se saluda primero, Bec.-dijo Des.
- Da igual a la hora que quedemos y que llegues justo, siempre serás la última.-dijo Niall.
- Dais asco, “señores puntualidad” –dije.
- ¿Habéis visto ya qué pelis hay de comedia? –preguntó Tay después de saludarlos.
- Ya la tenemos elegida.-dijo Gia.
- Guay, vamos dentro.-


¡Hola chicas! Aquí tenéis el segundo capítulo, espero que os haya gustado y que dejéis tantos comentarios como en el anterior. Sois geniales, en serio, muchísimas gracias por leer. Intentaré subir lo antes posible. Ah y cualquier duda, pregunta, sugerencia me lo decís por comentario o por twitter que os contestaré encantada.
 Love,
Sarai.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo Uno: Doncaster.




~Un año y medio después~
Narra Destiny.

Llevaba más de dos horas de viaje y al fin vi ese cartel que tanto añoraba. El cartel que decía que volvía a estar en Doncaster, mi ciudad. Había estado poco más de un año fuera y lo echaba de menos: sus calles, sus parques, sus casas, pero sobre todo a mis amigos. El verano pasado mis padres se divorciaron, mi hermana pequeña se quedó con mi madre aquí y a mí me tocó irme con mi padre a Londres. Pasé todo el año allí y apenas había venido a Doncaster, mi madre y mi hermana habían ido a visitarme de vez en cuando y mis amigos: Gia, Nialler y Becca también se habían dejado ver por allí siempre que podían.

- Gracias por traerme, papá.-dije cuando aparcó el coche frente a mi nueva casa. Sí, hacía unos meses mi madre y mi hermana se habían mudado a otra casa.
- No hay por qué darlas.-me contestó.

En realidad, si que tenía que agradecérselo, él tenía mi custodia pero yo le había pedido volver a Doncaster. No es que no me llevara bien con mi padre o que no quisiera estar con él, simplemente era que necesitaba estar cerca de mi madre y de mis amigos. Él había accedido con una condición: que cada dos fines de semana fuera a verle a Londres. Condición que yo acepté encantada.

- Nos vemos en quince días, recuérdalo.-me dijo ayudándome a sacar las maletas del coche.
- Claro que sí.-llamé al timbre y mi hermana pequeña abrió la puerta.
- ¡Des! –dijo abrazándome.- ¡Estás aquí! –besé su mejilla y en seguida apareció mi madre a la que también abracé. La pequeña había corrido a los brazos de mi padre en cuanto yo la solté. Mi madre le saludó después. Afortunadamente, no se odiaban después del divorcio.
- Me tengo que ir ya.-dijo él.
- Adiós papá, y gracias otra vez.-le abracé por última ocasión y besé su mejilla. Entró en el coche y le vimos desaparecer al final de la calle.
- Bueno pasa, a ver si te gusta la nueva casa.-dijo mi madre abrazándome de lado.- Tenía tantas ganas de que estuvieras aquí de nuevo.
- Y yo, mamá, os echaba de menos.


Narra Harry.

¿Por qué las vacaciones se acaban tan pronto? ¿Por qué? ¿Por qué luego los días durante el curso se hacen interminables y los del verano pasaban volando? Es algo que siempre me preguntaré y a lo que nunca le encontraré una respuesta coherente.

Había pasado el último mes de vacaciones con mis padres, en un pueblecito de la costa española. Sí, “vacaciones con los padres” no parece un buen titular para unas vacaciones geniales, de hecho, cuando me dijeron que teníamos que irnos juntos no me hizo ninguna gracia, pero no tuve más remedio que acceder a su petición de vacaciones familiares.

Al final, no habían estado tan mal. En aquel pueblo, mi hermana y yo conocimos a unos cuantos chicos y chicas de nuestra edad con los que salíamos de juerga casi todas las noches.

Íbamos en el avión, rumbo a Londres, ¡por fin volvía a mi querida Gran Bretaña! En España no se estaba mal, mucho solecito y buena comida, pero en el fondo extrañaba el levantarme y ver ese cielo nublado por la ventana. Estaba escuchando música cuando recibí una notificación de twitter en el móvil.

“Te has ido solo hace unas horas y ya te echo de menos. No sé qué va a ser de mí sin ti @Harry Styles”

Reí bajito después de leerlo. Era de una chica con la que había ligado allí en España, habíamos salido varias veces durante los últimos días y sin duda, lo habíamos pasado muy bien juntos.

- ¿De qué te ríes tanto? –me preguntó mi hermana.
- Lee.-dije dándole el móvil para que lo leyera.
- No le veo la gracia.
- Pues yo sí.
- Creí que te gustaba de verdad.
- Ay, ay, ay hermanita.-dije poniendo mi mano sobre su hombro.- Aquí el que conquista soy yo, nunca soy el conquistado.
- Algún día caerás, ya lo verás.-negué con la cabeza.
- No lo creo, sabes que eso del amor no va conmigo.-reí de nuevo y me dispuse a contestarla, dejándola claro que no esperara que volviéramos a vernos.


Narra Gianna.

Últimos días de vacaciones. Hay que aprovecharlos y yo estaba tumbada en la cama, más aburrida que una ostra. Echaba de menos a mi mejor amiga, hablábamos casi todos los días por teléfono pero claro, no era lo mismo que tenerla conmigo. Decidí llamarla, hacía unos días me había dicho que tenía una sorpresa para mí pero no me quería decir nada, así que intentaría sacarla algo de información ahora.

- ¿Sí? –siempre contestaba así al teléfono.
- Soy yo, tonta.-dije y reímos.
- ¿Qué tal estás?
- Aburrida, mucho, por eso te llamo.
- ¿Solo por eso? ¿Qué clase de amiga eres tú? –preguntó y reí.
- En realidad era para saber la sorpresa esa que me tienes.-dije y ahora la que reía era ella.
- Eres muy curiosa, Gia. Pero puedo darte una pista.
- Suéltalo.
- Lo sabrás en breves.
- ¿Solo eso? ¡Pues menuda mierda de pista! –dije enfadada y sonó el timbre.- Espera un momento que han llamado al timbre.
- Vale.-me contestó. Bajé rápidamente a abrir la puerta.-
- ¡SORPRESA! –gritó cuando abrí la puerta.
- ¡Aaaaaaaah! ¡Estás aquí, estás aquí, estás aquí! –nos abrazamos fuerte.- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Era una sorpresa.-contestó. La hice pasar y subimos a mi habitación.
- No me lo puedo creer. ¿Cuántos días te quedas? –dije sentándome sobre la cama.
- Indefinido.-respondió sonriendo.
- ¿Sí? ¡Es genial! ¿Cómo lo has conseguido?
- Se lo he pedido a mi padre, simplemente.
- Oh, le adoro entonces.-dije y reímos.
- Bueno, cuéntame, ¿qué tal todo por aquí? ¿Muchos cambios en este tiempo?
- No mucho más de lo que te he contado por teléfono, te he mantenido al día con todo. ¿Y tú qué? ¿Qué tal con ese chico? ¿Cómo se llamaba?
- Mark. Y bien, sólo éramos amigos, para tu información.
- Ya, ya, solo amigos…-dije dejando la frase en el aire.
- Ni ya, ya, ni yo, yo. Solo amigos.-dijo.- Y no empieces, Gia, que nos conocemos.


Narra Liam.

Mudanza. Mis hermanas protestaban porque habíamos tenido que venir a vivir aquí, a Doncaster, por trabajo de mi padre. Las entendía porque allí dejaban a sus amigos de toda la vida y una de ellas a su novio. En cambio, a mí me daba un poco igual, incluso pensaba que podía estar bien cambiar de aires. No había llegado a tener amigos de verdad, había sufrido bastante en el instituto y tampoco tenía ninguna chica que me interesaba, así que este cambio me lo tomaba de un modo optimista, como una nueva oportunidad de poder empezar desde cero.

Llevábamos una semana ya instalados aquí y no había mucha gente por aquí, supongo que por que era el final del verano y estarían aprovechando sus últimos días de vacaciones.

- ¿Os venís? –pregunté a mis hermanas. Ambas negaron con la cabeza. Desde que habíamos llegado habían decidido no salir a ninguna parte, solo iban a salir si era para volver a casa.- Vosotras os lo perdéis.-dije dirigiéndome a la puerta.
- Seguro que no.-me contestó Ruth.
- No vuelvas tarde.-gritó mi madre desde la cocina.
- Volveré a cenar, no te preocupes, mamá.-contesté de la misma forma y salí de casa.

Empecé a caminar por las calles de Doncaster que aún no conocía bien, iba fijándome detenidamente para poder volver luego sin perderme. Me quedé mirando un cartel de la pared distraído cuando alguien chocó conmigo y cayó al suelo.

- Perdona, no te he visto.-se disculpó. Una chica morena, con ojos azules.
- Perdona tú, estaba aquí parado en medio.-dije ayudándola a levantarse.
- Perdonado entonces.-dijo.
- Perdonada también.-contesté y reímos.- Soy Liam.-me presenté.
- Jessica.-respondió.
- ¿Eres nueva por aquí?-asintió con la cabeza.- Pues ya somos dos.-reímos de nuevo.- Iba a dar una vuelta, inspeccionando esto, ¿te apetece venir?
- Claro.-


Narra Rebecca.

¡Hoy era el día! Al fin volveríamos a vernos los cuatro, sí, Niall, Gia, Tay y yo. No nos habíamos visto en todo el verano: él había estado en Irlanda con sus padres, visitando al resto de su familia; ella de vacaciones en Estados Unidos y yo haciendo un tour por Europa con mis padres. Lo había pasado genial recorriendo todos esos países y visitando ciudades preciosas pero echaba de menos a mis chicos.

Me metí a la ducha después de comer, tardaba mucho en arreglarme, bueno, más bien, en elegir la ropa. Pasé casi más de una hora frente al armario hasta que encontré algo perfecto para el día que hacía hoy: una mini falda con un poco de vuelo blanca, con una camisa rosa y unas manoletinas blancas también. Me sequé el pelo y lo dejé tal y como quedó, me maquillé un poco, cogí mi bolso donde guardé el monedero y el móvil y salí de la habitación.

- ¡Me voy mamá! –grité y la vi salir de su habitación.-
- ¡Rebecca! –gritó y me giré. ¿Qué quería?- Haz el favor de recoger toda esa ropa que hay encima de tu cama o no irás a ninguna parte.-ordenó.-
- ¿No puedo recogerlo cuando vuelva?-dije desde abajo.
- No, ahora o no sales.-resoplé.
- Está bien.-dejé el bolso en la estantería de la entrada y subí rápido a mi habitación. Cogí el montón de ropa de encima de la cama y lo metí todo al armario, sin colocarlo detenidamente, está claro.- ¡Ya está! –grité para que me escuchara mi madre.- Ahora si que me voy.
- Vale, pásalo bien.-me contestó, cogí el bolso y salí de casa.

Puse rumbo al Starbucks donde quedábamos siempre, llegaba última, claro, por culpa de mi madre.

- ¡Tardona! –dijeron los tres casi a la vez.
- No ha sido mi culpa.-me defendí.
- Claro que no, si nunca tienes culpa de nada.-dijo Niall y le saqué la lengua.
- No sé si os habéis dado cuenta de que sobra una silla.-dije ya que había dos vacías, una para mí y la otra, sobraba.
- No sobra.-dijo Taylor.
- ¿Entonces?
- Ha venido una sorpresa.-dijo Gia y en cuanto la vi aparecer, corrí a abrazarla.


Narra Zayn.

- ¿Quieres parar ya? –preguntó mi madre girándose desde el asiento del copiloto cuando solté un bufido por no sé cuánta vez.
- No.-contesté seco. Estaba enfadado, mucho. Nos mudábamos, salíamos de Bradford para quién sabe cuánto tiempo y no quería, me costaba mucho hacer amigos y para uno que tenía allí había tenido que dejarle.
- Harás nuevos amigos.-decía mi madre.
- Sí, seguro.-ironicé.
- Además, podrás volver a Bradford a casa de los abuelos cada fin de semana si quieres.-intervino mi padre.
- Seguro que este sitio no está tan mal.-dijo una de mis hermanas pequeñas.
- Tú a callar, enana.-le contesté de mala manera.
- ¡Zayn! No hables así a tus hermanas.-me regañó mi madre, bufé de nuevo y seguimos el resto del camino en silencio.

Llegamos después de una hora. Mis tres hermanas pequeñas estaban emocionadas por saber cómo era la casa nueva, a mí me importaba muy poco, la verdad.

Era una casa bastante grande, había cinco habitaciones: una para cada uno de nosotros y la de mis padres; dos baños, uno en cada planta; la cocina, el salón que era la habitación más grande de la casa, con chimenea incluida y en la parte de atrás, un jardín.

Subí mi maleta a la que sería mi nueva habitación y coloqué rápidamente todas mis cosas, después, mientras todos los demás se dedicaban a ordenar todo, decidí salir a tomar un poco el aire. Me senté en el escalón de la puerta de mi casa a fumar un cigarrillo mientras observaba la gente pasar de un lado a otro y pensaba en mi supuesta nueva vida, me iba a costar acostumbrarme, no me gustaban para nada los cambios.


Narra Taylor.

Habíamos vuelto de vacaciones hacía escasamente un par de horas, ni siquiera coloqué la maleta, simplemente me dediqué a darme una ducha y arreglarme para salir. Necesitaba volver a ver a mis amigos, los había echado demasiado de menos, había pasado todo el verano en un pueblecito perdido en medio de la nada, con cuatro casas mal puestas y en el que la media de edad pasaba de los 50 años.

Salí de casa, quería llegar puntual, no me gustaba hacer esperar a la gente, cuando llegué, ya estaban Niall y Gia en la puerta del Starbucks con otra chica rubia a la que no había visto antes.

- ¡Hola chicos! –los saludé y los dos vinieron a abrazarme.
- Un momento que os presento.-dijo Niall.- Des ella es Tay, Tay ella es Des.-dijo y nos saludamos con un par de besos en la mejilla.
- Ah, tú eres la famosa Des.-dije y ella rió.- Estos dos no paran de hablar de ti.
- Seguro que nada bueno.-me contestó ella.
- ¿Rebe no ha llegado aún? –pregunté.
- Sabes que siempre es la última.-dijo Gia y reímos.
- Podíamos ir pasando, necesito merendar algo, tengo hambre.-
- Que raro que tú quieras comer, duendecillo.-dijo Des revolviéndole el pelo.
- Vamos a esperarla dentro, mejor.-dijo Gia.
- Sí, no vaya a ser que éste se muera de hambre y luego caiga la culpa sobre nosotras.-dije y entramos al Starbuck.

Cogimos una mesa y cinco sillas. Destiny fue a esconderse para dar una sorpresa a Rebecca y mientras Niall iba a pedir algo para todos, Gia y yo nos quedamos un rato charlando sobre cómo nos había ido el verano.


Narra Niall.

Había vuelto de pasar el verano en Mullingar, con mi padre y mi hermano, y llevaba una semana completamente aburrido en Doncaster. Las chicas estaban de vacaciones y no tenía con quien salir por ahí, afortunadamente hoy volvían las tres y saldríamos a merendar.

Llegué al Starbuck el primero, pero Gianna no tardó en aparecer con alguien a quien no esperaba ver y que en cuanto me vió, me abrazó.

- ¿Cómo es que estás aquí, Des? –pregunté cuando dejamos de abrazarnos.
- Mi padre, he conseguido que me deje volver a vivir aquí.-dijo sonriendo.
- ¡Eso es genial! –exclamé. Este año sin ella, la había echado mucho de menos, ella fue la primera persona a la que conocí aquí cuando llegué con mi madre y siempre me había ayudado en todo.- Pero mírate, estás preciosa, Des.-dije cogiéndola de la mano, haciendo que girase sobre sí misma.
- Gracias, gracias.-dijo riendo.- Tú también estás muy guapo, eh.-
- ¡Hola chicos! –gritó alguien detrás de nosotros. Gia y yo la abrazamos, era Taylor. La conocimos el año pasado, se mudó aquí a mitad de curso y se había unido a nuestro grupo, era una chica muy maja.
- Un momento que os presento.-dije al ver que Des se la quedaba mirando.- Des ella es Tay, Tay ella es Des.-dije y se saludaron.
- Ah, tú eres la famosa Des.-comentó Tay y Des rió.- Estos dos no paran de hablar de ti.
- Seguro que nada bueno.-dijo Des.
- ¿Rebe no ha llegado aún? –preguntó.
- Sabes que siempre es la última.-dijo Gia y reímos.
- Podíamos ir pasando, necesito merendar algo, tengo hambre.-
- Que raro que tú quieras comer, duendecillo.-dijo Des revolviéndome el pelo.
- Vamos a esperarla dentro, mejor.-dijo Gia.
- Sí, no vaya a ser que éste se muera de hambre y luego caiga la culpa sobre nosotras.-dijo Tay y entramos al Starbuck.

Fui a pedir algo para todos mientras las chicas cogían una mesa y esperábamos a que llegara Becca, tenía muchísimas ganas de verla.

- ¡Tardona! –dijimos los tres casi a la vez cuando la vimos llegar.
- No ha sido mi culpa.-dijo en su defensa.
- Claro que no, si nunca tienes culpa de nada.-dije y ella me sacó la lengua.
- No sé si os habéis dado cuenta de que sobra una silla.-habló ella de nuevo.
- No sobra.-dijo Taylor.
- ¿Entonces?
- Ha venido una sorpresa.-dijo Gia. Entonces, Des salió de su escondite y Rebecca corrió a abrazarla.

Después se sentaron ellas dos a la mesa y empezamos a hablar, contando cada uno su verano. Pasamos la tarde entre risas, como solíamos hacer siempre hasta que llegaba la hora de volver a casa.


Narra Jessica.

Quise salir a dar una vuelta por la ciudad, me estaba agobiando un poco en casa, con mi madre colocando toda la casa, tan solo llevábamos dos días aquí y claro, faltaba mucho por ordenar. Iba caminando por la calle, cuando de repente me choqué con alguien y caí al suelo de culo.

- Perdona, no te he visto.-me disculpé.
- Perdona tú, estaba aquí parado en medio.-dijo ayudándome amablemente a levantarme.
- Perdonado entonces.-dije.
- Perdonada también.-contestó y reímos.- Soy Liam.-se presentó aquel chico de ojos marrones y pelo castaño. Era bastante guapo, debo decir.
- Jessica.-respondí.
- ¿Eres nueva por aquí?-asentí a modo de respuesta.- Pues ya somos dos.-reímos por su comentario.- Iba a dar una vuelta, inspeccionando esto, ¿te apetece venir?
- Claro.-Parecía un chico bastante simpático.

Pasé toda la tarde paseando por Doncaster con Liam mientras hablábamos de todo un poco y la verdad es que lo pasamos muy bien, era un chico muy majo y agradable, se estaba bien en su compañía.

- Si quieres te acompaño a casa.-me dijo.
- No hace falta, creo que seré capaz de volver sola.-contesté.- Pero gracias de todas formas.-sonreí.
- Ha sido una tarde agradable.-
- Lo mismo pienso yo. Cuando quieras repetimos.-dije.
- Por supuesto, dame tu número y hablamos.-Intercambiamos los números de teléfono y el twitter y quedamos en vernos un día de estos para salir de nuevo. Ninguno conocía a nadie más allí y nos habíamos caído bien.

Me despedí de Liam y empecé a caminar hacia mi casa, con la música puesta. Iba andando ya por la calle en la que vivía cuando, en la casa justo anterior a la mía, unas niñas salieron corriendo, haciendo que perdiera el equilibrio, pero esta vez no caí al suelo, alguien había evitado que por segunda vez en la misma tarde, mi trasero llegara al suelo.


Narra Louis.

- ¡Lou! Tienes visita.-gritó mi madre.
- ¿Quién es? –pregunté desde mi habitación y se abrió la puerta de golpe.
- Tu querido amigo Styles.-dijo y nos abrazamos.
- ¿Cuándo has vuelto, tío? –pregunté.
- Esta mañana.-contestó.- ¿Tú?
- Hace un par de días.-nos sentamos en la cama.- Bueno, ¿qué? Cuéntame, ¿cuántas han caído este verano? –dije riendo.
- He perdido la cuenta, Tommo.-reímos.- ¿Y tú qué?
- Alguna ha habido, sí.

Estuvimos un rato hablando de todo lo que habíamos hecho, era mi mejor amigo y siempre nos lo contábamos todo. A media tarde subió mi madre a traernos algo de beber.

- ¿Qué es lo que veo? ¿Nueva vecina? –dijo Harry acercándose a la ventana. Vimos un par de chicas hablando en la puerta de la casa de en frente. Una rubia y una morena.
- La morena es Gianna, ¿no? –pregunté.
- ¿La de mi clase? –asentí.- Pues el verano la ha sentado muy bien.-dijo mordiéndose el labio inferior levemente.
- ¿Quién será la rubia?-dije interesado.
- No puede ser.-dijo y rió después.- ¡Ya sé quien es! –exclamó.
- ¿Quién? –pregunté curioso.
- Destiny.-contestó. 




¡Hola chicas! ¿Ya de vacaciones, no? ¡Que suerte! Yo tengo que estudiar para los exámenes que los tengo en enero...en fin, no os voy a contar mi vida que seguro que no os interesa jajajaja. ¿Qué os ha parecido el primer capítulo? Espero que os haya gustado y bueno, volveré a subir en cuanto pueda y tenga un ratito. Muchísimas gracias por seguir el blog, comentar y todas esas cositas.
Love, 
Sarai.